Ya termina el año, y con el las oportunidades de cumplir los propósitos del 2007, finalizan estos doce meses con unas navidades cada vez más postizas, porque consisten en comprar y comprar, recibir regalos y más regalos, comer, gastar, volver a comer... Nos cegamos con las luces de navidad (da igual el derroche de su energía), las casas y las calles se decoran con un escaparate falso de felicidad efímera. Y no es que no me guste la navidad, lo cierto es que me encanta, pero reconozco que me enfada que me marquen el camino por donde tengo que ir y que me eduquen desde la mediatización acerca de la navidad.
Para mi tiene sentido celebrar que Jesús nació en un lugar pobre y que su mayor riqueza fue recibir admiración, que vinieran a contemplarle elevándole a la categoría de Rey de los cielos y los corazones. No cambiaría la experiencia del pesebre -incluso con su olor y su precariedad-, por los belenes que se instalan en nuestras pequeñas mansiones donde todo lo externo brilla pero el corazón palidece. No me quedaría con las luces deslumbrantes que se tienden en las calles encendidas de siete de la tarde a una de la madrugada, prefiero LA LUZ, siempre constante, siempre alumbrando donde las lucecillas son incapaces de resplandecer.
Encuentro lógico estar con la gente a la que aprecio, celebrar y compartir, partir el pan juntos en familia y partir con grandes sueños hacia el futuro.
Si piensas que la Navidad es: consumismo, gula, derroche, escaparates, turrón y champán, deja que Wiki -el gurú de la información- te instruya sobre la navidad:
La Navidad (latín: nativitas, 'nacimiento' )? es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén.
Que tengas unas felices y sentidas navidades, desde LA LUZ.
