lunes, 19 de marzo de 2007

Los que esperan


Los que esperan en el Señor, recobrarán nuevas fuerzas, levantarán sus alas como las águilas, correrán y no se cansarán, andarán sin desfallecer; oh Señor enséñame a esperar.

Llevo varios meses que de vez en cuando me vienen éstas palabras a la mente, y como quizás no es lo que me gustaría oír -yo preferiría algo más desafiante, algo más emocionante, que simplemente esperar-, sigue visitándome éste pensamiento, quizás hasta que lo entienda y decida esperar, para recobrar fuerzas y remontar el vuelo del águila.
Creo que estamos ante la despedida de una etapa, una estación, y como toda despedida, nos produce tristeza y una cierta nostalgia. Pero creo que el sentimiento no debe ser el del soldado retirado, que lo único que le queda en la vida es hablar de batallas pasadas, pero ya no alberga ninguna esperanza de volver a luchar. Nosotros no somos de los que retroceden, ni mucho menos de los que tiran la toalla. Quizás echemos de menos a compañeros/as de armas que no están entre nosotros, o nos duela la retirada de los que estaban de nuestro lado. Pero Dios ha sido, es, y será fiel con nosotros.
Esperemos en El, recobremos nuevas fuerzas y elevémonos después con la majestuosidad de un águila, que alcanza alturas donde se encuentran las vistas más privilegiadas. Descansemos para luego correr sin cansancio, y caminar sin fatiga.
Una semilla tiene que morir para que podamos ver la flor, probablemente esas semillas que tanto apreciábamos, cuando finalmente mueran y den fruto, tendrán un esplendor y belleza que nunca imaginamos.
Lo que hemos hecho hasta ahora ha estado bien, pero lo mejor está por venir.

Los que van a recobrar fuerzas y vigor para no desmayar, son los que esperan en EL.